En general la atención del personal del hotel es muy buena, casi como estar en Disney. La habitación muy limpia, amplia y agradable, un estilo un poco señorial, pero nada incómodo. Me sorprendió la falta de aislación acústica, sentado en el baño podía escuchar a mi vecino hablando nítidamente. Otros aspectos negativos de la habitación: no hay radio con Bluetooth o conexión de Iphone lightning, tampoco con micro USB. No hay ningún plug usb en la habitación.
La comida en el restaurante de la piscina es muy básica, solo sándwich, pizza y ensalada César. No hay machas a la parmesana, ni mariscos ni pescados, no hay ceviche. No es que yo sea peruano, pero es lo que se me antoja en un picoteo al borde de la piscina al atardecer con una buena copa de vino.
El desayuno es variado pero eche de menos el salmón con alcaparras y cebolla morada, que habitualmente como en otros hoteles de Santiago. La variedad de yogures se limitaba a tan solo 2, frambuesa y natural, afortunadamente a mi me gusta natural. Lo otro que no vi es frutas naturales, las 5 fuentes eran de fruta en conserva o cocida, claramente de esta forma dura más y es más económico.
En términos generales y 7 al personal del hotel, pero por mi no volvería.