El hotel es muy básico, por lo cual deberían echarle más ganas para hacer la estancia confortable. No hay ni botellas de agua en las habitaciones y te quieren cobrar hasta los kleenex. No hay ni basurero en la habitación, que es muy pequeña, por cierto, y se escucha todo, hasta cuando estornudó el huésped de la habitación contigua.
Al hacer check in, Ricardo de recepción fue muy amable, pero al día siguiente estuvo otro muchacho (güero de ojos claros) bastante patán, pedí media hora de tolerancia para hacer el check out y se negó, sin dar alguna solución. Honestamente no vuelvo a elegir este hotel; me quedé otro día en Morelia, pero con esa actitud del recepcionista, mejor me fui a otro hotel del mismo costo y mucho mejor ubicado, frente a la Catedral.