En primer lugar destacar las dimensiones de la habitación, era enorme. Todas son enormes. La nuestra daba al jardín y al río. El jardín está lleno de encanto. La decoración de la casa acorde al espíritu del edificio y el comedor muy agradable con unos desayunos ricos ricos y muy bien presentados.
Está en una zona muy tranquila del pueblo (bastante turístico por cierto) aunque pegado al centro,
Atención a los que tengan movilidad reducida pues al ser un edificio antiguo y protegido no tiene ascensor,
El personal muy amable.
Volvería sin dudarlo, excelente opción en Liérganes.