Es un hotel precioso, entre el mar y la montaña, en mitad de la carretera,a 5 min de Calpe y a 20 de Altea,una caseron antiguo adaptado a hotel, muy familiar ya que los dueños viven en el mismo,habitaciones y baño muy amplios y cómodos, con muebles antiguos traídos de diferentes sitios del mundo pero con falta de limpieza, los muebles tenían bastante polvo, la terraza y el jardín muy bonitos pero muy descuidados a igual que la zona de la piscina, árboles sin podar, hamacas sucias...es una lastima que lo tengan así, las mesas de la terraza sucias y las plantas llenas de telarañas, una pena por qué es sus buenos tiempos tendría q haber sido una preciosidad ya que las fotos distan con la realidad y están hechas desde hace años,por lo menos las del jardín, entre otras cosas fuimos allí por su famosa y buena cocina libanesa que según pone en la web es de las mejores....ya no cocinan y nos llevamos un chasco al llegar y preguntar si por la noche hacían cena y nos dijeron que ya no y partió nuestros planes ya que teníamos pensado cenar allí por qué hablaban muy bien de su cocina libanesa, tuvimos que coger el coche para irnos a cenar y claro pleno agosto en esa zona no había sitio en ningún restaurante.
Los dueños de hotel, un matrimonio mayor y su hija muy encantadores y atentos, pero la falta de limpieza, la dejadez del jardín y la cocina inexistente nos dejaron muy desilusionados
Si eres alérgico a los gatos mejor no vayas por qué tienen varios danzando por el jardín y 2 perros