Estuve en las una de las "habitaciones con terraza".
Ubicado en plena cuesta sobre las calas de Begur, y con un gran ventanal orientado al mar, cada habitación del hotel es un mirador privilegiado al mar.
Las habitaciones son pequeñas y bonitas, pero el aseo también es pequeño y no muy práctico, y sin espejo frente al lavabo.
La calidad del sueño fue un poco baja. La cama es cómoda, pero las almohadas son demasiado altas, y eso empeora porque las fundas de las almohadas eran demasiado estrechas, con lo que éstas se redondean y se hacen más altas. La neverita es ruidosa, la desenchufé para dormir.
Al restaurante se tiene que ir al menos una vez. Mejor reservar.
La wifi muy bien.
Muy bien para una noche, no lo escogería para estancias de más de dos días.